En las bodas, ya sean por lo civil o por la
iglesia, las pequeñas damitas (o princesitas,
a mí me gusta más así) suelen ser las que mayor atención de los invitados
acaparan.
Hoy les dedicamos el post y nos remontaremos
hasta el origen de esta tradición que se encuentra en la Edad Media.
La novia medieval lucía vestidos muy pesados
para lo cual requería de ayuda y qué mejor que contar con sus familiares
menores más directos para este fin, así las pequeñas elegidas por la novia eran
las que le ayudaban a llevar su pesado vestido hasta el altar.
Con el trascurso del tiempo se les han ido
incrementado tareas y han pasado de ser las encargadas de ayudar a la novia con
el vestido a tirar los pétalos, custodiar las arras e incluso las alianzas.
Posteriormente esta tradición ha ido cambiando
y en los países anglosajones suelen ser las amigas de la novia (ya personas
adultas y sin parentesco alguno con los novios) las convertidas en damas de
honor.
En España que siempre hemos sido de mantener más
las tradiciones, la novia suele acompañarse en su recorrido hacia el altar de
aquellas pequeñas personitas a las que tienen más cariño, princesitas o pajes que habitualmente ser sobrinos, primos o
amigos.
La relevancia de estas princesitas en una boda hace que sus mamis quieran que luzcan más
preciosas, si se puede, cuidando hasta el último detalle de su atuendo.
Para
ello hoy os presentamos una diadema la mar de sencilla y totalmente a juego con
el vestido de estas dos princesitas. ¡Guapísimas!